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El desamparo, la desidia, la falta de una política educativa que privilegie la infraestructura que las escuelas públicas de la Provincia de Buenos Aires, mató a Sandra Calamano, vicedirectora, 48 años; y también a Rubén Rodríguez, portero y profesor de carpintería, 49 años, de la Escuela N° 49 del Municipio de Moreno, en el Oeste del Gran Buenos Aires.

Dolor, indignación, enojo… Todo junto y en ese orden. No fue casual la explosión en la escuela 49, tampoco fue un accidente, aquello que puede ser evitado, no es accidental; es parte de la degradación que se ve en todos los establecimientos educativos. En el barrio San Carlos, en Moreno, hace tiempo que se comenta que había pérdidas de gas. Desde la escuela se hicieron los reclamos correspondientes. El día 1ro de agosto, el día antes a la explosión, se había reclamado ante el Consejo Escolar por una pérdida de gas, fue la propia vicedirectora, Sandra, quien aguardó, fuera de su horario laboral, a que fueran a controlar el estado del lugar, que no cuenta con gas natural y se abastece con garrafas.

Es una comunidad verdaderamente pobre y, al ser una escuela de doble turno, muchos chicos iban a comer y se les daba contención.

Sandra y Rubén, como casi todos los días, fueron los primeros en llegar al lugar antes de las 8, porque querían tener listo el mate cocido que minutos después debían servirle a casi 500 estudiantes que asisten a la escuela.

Ante el frío y el desconsuelo, docentes de todo el distrito, padres, abuelos, vecinos y estudiantes, se manifestaron frente al consejo escolar y la municipalidad de Moreno: "Gobernantes, arreglen las escuelas", suplica uno de los varios carteles, con caligrafía infantil, y dibujos.

A Sandra, la recuerdan con sus ganas de ir a la escuela, su enorme compromiso que la llevaba a trabajar de lunes a sábados (había armado un programa de puertas abiertas los sábados, les enseñaban a los chicos a cocinar, teatro y otras actividades). Estaba casada y tenía dos hijos en el secundario. A Rubén, también lo recuerdan con mucho cariño. Él hizo toda su primaria en la escuela 49. Trabajaba como portero desde hacía más de 15 años. Pasó prácticamente toda su vida vinculado a la escuela 49. Estaba casado con Mabel, docente en otra escuela, su hija Maia tiene 12 años.

Los chicos, auxiliares y docentes estaban en riesgo permanente. El jueves 2 de julio, podría haber sido una tragedia todavía peor, si pasaba 10 minutos después, cuando ya estuvieran los estudiantes en la escuela. Vaciamiento en las escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires y del país, en clarísimo contraste con el desprestigio a los docentes diciéndoles que son vagos, cuando son quienes sostiene a las escuelas en pie.

Conciencia Solidaria ONG se solidariza con las familias y compañeros de Sandra y Rubén, y con la Comunidad Educativa en general. ¡Hoy, TODOS debemos defender la Educación Pública! ¡La Educación es un Derecho, no un Negocio! ¡El Estado es Responsable!

 

 


 Lic. Matías Ruiz

+54 911 3331 8638
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