Agroecología, nuevo paradigma socio productivo
Entrevista a Javier Souza Casadinho, Ingeniero Agrónomo, en el programa radial ´Conciencia Planetaria´ de la regional Santa Fe (Rosario), ONG Conciencia Solidaria.
Entrevista al Ingeniero agrónomo Javier Souza Casadinho. Profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA, Coordinador regional de la Red de Acción en plaguicidas y sus alternativas de América Latina (RAPAL). Es una red de organizaciones e individuos que se opone al uso masivo e indiscriminado de plaguicidas, planteando propuestas para reducir y eliminar su uso. Fomenta alternativas viables para el desarrollo de una agricultura socialmente justa, ecológicamente sustentable, y económicamente viable, que permita alcanzar la soberanía alimentaria de los pueblos, asimismo, objeta los cultivos transgénicos que atentan contra la salud y la diversidad biológica.
Hola Javier, gracias por atendernos. Vimos que estas con muchísima actividad, no solamente con tu alumnado, con seminarios de formación, hemos visto que se hará un seminario de formación sobre agroecología y soberanía alimentaria. Contanos sobre los efectos de los plaguicidas, desde hace más de 20 años que tenemos este modelo agroindustrial aquí en el país, ¿cuáles han sido las consecuencias?
Yo siempre comento en las charlas, y en las capacitaciones que hacemos, que con este modelo se suele asociar a la soja transgénica con el uso exacerbado de plaguicidas. Pero la problemática del uso de plaguicida en Argentina es muy anterior, de los años setenta, ligada a los cultivos más intensivos: algodón, tabaco, etc. En los años noventa, esto de exacerba, con el crecimiento notable de los cultivos de soja, pero veníamos de antes. El problema que tiene la utilización de plaguicidas, por un lado, es que va retroalimentándose y va demandando más del uso de plaguicidas, son los monocultivos que al no recrear las condiciones de vida de las plantas, requieren de la utilización cada vez más de fertilizantes, el uso exacerbado de plaguicidas determina la muerte de los insectos benéficos, y recrea resistencias en las plantas silvestres. En los insectos, entonces, este proceso va demandando cada vez más plaguicidas, lo cual lo vemos tanto en las producciones de soja, de maíz, de trigo, en los frutales, las hortalizas, los árboles exóticos como: los pinos, los eucaliptos. Esta utilización de plaguicidas con notable efecto socioambiental, lo vemos lamentablemente en todas las actividades.
Así es. Como vos decís esto no empezó ahora, pero sí, en un principio para instalar este modelo, se dijo que esto era para solucionar y que se iban a utilizar menos cantidad de plaguicida, pero como vemos no ha sido así.
Tal cual, justamente quería comentar que una de las cosas que nosotros trabajamos dentro de estos talleres de soberanía alimentaria, es tratar de ver que una de las dimensiones de la soberanía alimentaria tiene que ver con la calidad de los alimentos, hoy vulnerada por la utilización de los cultivos modificados genéticamente, y también por la alta carga de plaguicida que tienen las hortalizas, las frutas, los cereales. Uno de los argumentos, que nosotros discutimos mucho, en nuestros talleres, es el rápido permiso que tuvieron los cultivos transgénicos en Argentina. Se decía que iban a solucionar los problemas ocasionados por otras tecnologías, por ej.: los plaguicidas, que iban a ser cultivos que demandarían menor uso de agrotóxicos, porque en muchos casos, al poseer un gen insecticida, en caso del maíz y el algodón., demandarían un menor uso de productos químicos. En el caso de la soja transgénica, el manejo facilitado del glifosato y de la soja transgénica, iban a determinar menor uso de plaguicidas, y a lo largo de estos dos años que estamos cumpliendo desde que se largó al mercado el primer transgénico, está claro que esto no fue así, el principal indicador es que en el año 1996, se usaban aproximadamente unos 80 millones de litros de plaguicidas, y ahora estamos usando casi 400 millones de litros de plaguicidas, cuando la superficie agrícola solo aumenta un 20%. Por investigaciones que hacemos de campo, los cultivos hortícolas, soja, maíz, estamos viendo que es cada vez más grande la utilización de plaguicidas.
Esto genera también, Javier, la gran problemática de los envases, ¿verdad?
Es uno de los graves problemas que estamos teniendo, es histórico esto, lamentablemente, también en las investigaciones que hacemos vemos que los envases mueren en los predios, van a parar a basurales clandestinos, las rutas, los lagos, las lagunas. Se reciclan y mucho, eso estuve trabajando el jueves y viernes en Santiago del Estero, y estamos viendo una gran utilización de envases, en muchos casos para acarrear agua, combustible, a veces se reciclan estos envases incluso para sacar agua de los aljibes. Se hizo un gran trabajo con las comunidades y sobre todo con aquellas personas que desconocen las características tóxicas de los envases, por otro lado, muchas veces vemos que se queman los envases, pero tenemos una ley en Argentina, que ya está reglamentada, que obliga a llevar los envases a los centros de acopio temporario, pero que ningún caso estamos viendo que se esté cumpliendo.
¿Los envases los tienen que recibir los mismos que proveen?
Según las disposiciones vigentes la Ley de envases, que se reglamentó el año pasado, tienen que abrirse centros de acopio temporarios en las comunidades, en este caso tienen que ser empresas ligadas al Estado y a las mismas empresas proveedoras de agroquímicos, almacenar temporariamente esos envases para después darle una deposición final en la cual no se deberían reciclar para otra cosa que para producir envases de agroquímicos.
Igualmente, me pregunto ¿no sería más fácil que las empresas los utilicen nuevamente así quita la posibilidad que estos envases se utilicen para otros fines?
Lamentablemente, como te decía, los envases se están quemando, se están enterrando, se están arrojando incluso en basurales donde va la basura domiciliaria, sabemos que la ley no se está cumpliendo, hoy un productor cuando compra un veneno, plaguicida, debería firmar un papel en el cual está claramente señalizado que productos se está llevando, los envases y debería comprometerse a devolverlo. De los chequeos que estamos haciendo con productores, sabemos que la ley no se está cumpliendo.
Otro tema, son las consecuencias sobre la apicultura, nos hemos enterado hace poco tiempo, los millones de abejas que murieron allí en la provincia de Córdoba.
Exactamente, nosotros estábamos el otro día en Santiago del Estero, charlando con productores de allí y de Córdoba, que estaban en un seminario muy lindo sobre "Saberes diversos para las transformaciones territoriales", y se acercaron productores, técnicos y estuvimos discutiendo sobre manera la problemática de los plaguicidas y la apicultura es una de las actividades que más está sufriendo el embate de lo que llamamos agronegocios o modelos de alta utilización de plaguicida.
Te cuento una investigación que hicimos con un alumno, Juan Manuel Fontanal, un alumno de 9 de julio, de la provincia de Buenos Aires, analizando cómo han ido mermando la producción melífera en función del avance del uso de plaguicidas y esta situación es drástica. Los productores van viendo como 80 o 90 kilos por colmena, se están produciendo 20 kg, y esto tiene que ver con la merma en el alimento porque hay cada vez menos diversidad cultivada y natural, menos plantas silvestres. Y también una muerte de las abejas, fundamentalmente por el uso de plaguicidas que llamamos neonicotinoides, que son productos que hace tres semanas la Unión Europea los prohibió. Y nosotros seguimos usando plaguicidas que están prohibidos en otros países.
Además, la abeja cumple función importantísima sobre la polinización, y están desapareciendo.
Exactamente, los polinizadores son fundamentales, esto que damos en llamar ahora "servicios ecosistémicos". Los servicios que la diversidad biológica animal cumple dentro de los sistemas naturales, y también de los agroecosistemas para asegurar sustentabilidad y resiliencia, y la abeja es fundamental en la producción. Yo cuento una situación que se da en muchos cordones hortícolas, que es que los productores necesitan en muchos casos comprar insectos, fundamentalmente se da en el tomate, porque si no la polinización no se produce. Es decir, es tanto el uso de plaguicidas en los invernáculos, que los productores tienen que comprar abejorros, largarlos en sus invernáculos para que cumplan la tarea de hacer la polinización.
¡Realmente increíble esto, no lo había escuchado!
Es increíble, pero es real. La otra cuestión, es que muchos lugares, va apareciendo la actividad melífera, en el norte de Córdoba, en la zona de Cruz del Eje, y más al norte, como una actividad que llevan a cabo productores familiares, productores capitalizados, productores campesinos, y que van teniendo una miel típica de la zona, y que además cumple una función la polinización de las especies nativas y que si no se cumple este proceso, obviamente se afecta a todo el sistema productivo, la miel es parte de lo que estamos perdiendo. No somos capaces de valorar los servicios que cumple la abeja, pero al mismo tiempo los sistemas naturales se ven restringidos en su potencialidad porque no hay una polinización adecuada.
Ahora si hay venta de estos insectos, que la verdad no sabía, ¿hay una forma de criarlos? ¿Hay alguien que los está produciendo?
Hay lugares que se están produciendo insectos, justamente para después liberarlos. Lo mismo pasa también en el control biológico, hay laboratorios estatales y privados de “producción” de insectos que se crían para después liberarlos y que cumpla una función biológica. Por ej.: los parásitos de la mosca, que se pueden utilizar en los galpones de ponedoras y parrilleros.
Es decir, se crían insectos para que cumplan una polinización que de otra manera no se da.
Javier, quería pedirte que nos cuentes ¿qué es la soberanía alimentaria?
La soberanía alimentaria es el derecho que tenemos los seres humanos, independientemente del lugar donde vivamos, de nuestra cultura, de los sistemas naturales, etc.; es cultivar nuestros propios predios para obtener alimento, es el derecho de elegir los alimentos, de elegir los modos de cultivos, de elegir los modos de distribución y de procesamiento de esos alimentos. Es un derecho, es una facultad que los pueblos, las comunidades, las familias, los individuos tenemos de decidir qué comer, cómo comer, cómo producir, cómo distribuir los alimentos. Y ahí vemos dimensionales que tienen que ver con la calidad de los alimentos, dimensiones que tienen que ver con la producción, qué producimos y cómo producimos, dimensiones que tienen que ver con el acceso a los alimentos, y también dimensiones en la continuidad de la alimentación. Hay factores de índole cultural, tecnológico, social, ambiental, que van incidiendo de cómo podemos decidir qué comer, cuánto comer y cómo procesar los alimentos.
Como una de tus charlas, que se llamó: ¿qué comemos cuando comemos?
Claro, como las charlas, a mí me gustan mucho porque cada lugar que vamos es diferente, estuvimos en Bellavista, Corrientes; donde vino muchísima gente por el título, cuando empezamos la charla, pregunte por qué venían y a partir de eso hicimos la charla, mucha gente vino por el nombre y quería saber qué estamos comiendo, cómo estamos comiendo. En la provincia de Buenos Aires, fue distinto la charla, pero también todas las personas estaban tratando de entender qué estamos comiendo, cómo estamos comiendo, quién está decidiendo en que comemos, esto es parte de las discusiones, ¿quién decide si nosotros o el mercado?, ¿qué grado de libertad tenemos para decidir? nosotros estamos tomando en estos talleres como una decisión política, individual, social, yo siempre voy del individuo a la familia, y a las organizaciones. pensar ¿quién decide? esto es fundamental, quién decide si somos nosotros qué queremos comer, cómo queremos comer, también repensar como queremos cultivar, ahí aparece la agroecología. Si podemos cultivar, y el aparece el tema de la tenencia de la tierra, o va apareciendo algo que es cada vez más evidente en la Argentina que es ya no la tierra, sino la problemática del agua, porque el agua en muchos lugares comienza a ser escasa y no solo por términos naturales, sino porque también está habiendo una apropiación de agua por las grandes empresas, estoy hablando de La Rioja, Catamarca, en Mendoza, donde hay una puja entre la minería, los grandes establecimientos agrícolas por el agua, y que cada vez escasea más para los productores familiares.
Terrible realmente, ¿este sistema actual puede cambiar y virar hacia la agroecología? ¿cómo se puede hacer?
Yo creo que sí, estoy convencido. No solamente yo, muchas organizaciones, productores, instituciones, que están hace bastante tiempo, casi ya 30 años, primero muy tímidamente y con los últimos años al ser más, más grupos, más instituciones, más productores que están tomando la agroecología, hoy lo estamos viendo como una realidad. Hubo productores que siempre fueron agroecológicos y lo siguen siendo, pero en los últimos años, hemos visto productores convencionales de hortalizas, de yerba mate, de nueces, de soja, de maíz, que están haciendo una transición y consolidando hacia las producciones agroecológicas. Estamos hablando de productores de 1 o 2 media hectárea, pero también productores de 20, 30, 50, 100 hectáreas. Yo he visitado productores de más de 100 hectáreas que están haciendo agroecología, convencidos de que es el sistema que les va a permitir, por un lado, producir alimentos sanos, para su familias, para el mercado; por otro lado, que les va a permitir tener una rentabilidad sustentable en el tiempo, que esto también es importante, pero no una rentabilidad altísima a un año y después que baje, sino una rentabilidad sustentable porque se van reduciendo los costos de producción, en muchos casos vemos que los productores están organizando la comercialización, lo vi muy claramente en Bellavista, en Corrientes, hace un poco más de un mes. Además, a nivel político, la misma FAO, que es la organización de las naciones unidas para la alimentación, hizo un simposio en abril, con una gran participación. Los organismos internacionales están tomando la agroecología, ojalá que no sea por moda, sino porque estén convencidos de que es el único camino que nos asegura la soberanía alimentaria, que nos asegure la adaptación plena al cambio climático, que nos asegure una rentabilidad a los productores que sea sustentable en el tiempo, y que nos permita a todos continuar habitando este planeta.
Javier, ¿dónde perdimos el rumbo que al asociar alimentos con venenos? ¿cómo nos pasó esto?
Yo creo que los seres humanos, yo tengo mi mirada, confiamos ciegamente en la tecnología, a mí me interesa leer como se pensaba el hambre hace 70 años, 80, 40, 50 años, me interesa leer libros de esos años, y veo que ahí perdimos el rumbo en confiar excesivamente en las tecnologías.
Ciegamente en la ciencia, como que la ciencia nos iba a dar la solución.
Claro, confiar ciegamente en la ciencia que nos va a permitir crear tecnologías para subsanar los problemas, estoy hablando de las semillas híbridas, transgénicas, a lo largo del tiempo, en los plaguicidas, en la maquinaria. Olvidar conceptos claros, que siempre los seres humanos hemos tenido, que tienen que ver con las tecnologías de procesos, basadas en los conocimientos, en la sustentabilidad y la resiliencia. Pero esto no vino solo, tendrá que ver la presión de las grandes empresas, la presión de los estados, tendremos que pensar cuestiones de la geopolítica, es decir, me parece que perdimos el rumbo cuando pensamos exclusivamente en las tecnologías de insumo para resolver los problemas. El hambre del mundo que es una cuestión política, no una cuestión tecnológica, podríamos producir y están produciendo en el mundo alimentos para poder subsanar esta vergüenza que es el hambre, porque es una vergüenza que haya gente con hambre, no solamente en nuestro país, sino en el mundo cuando tenemos los medios tecnológicos, cuando hay tierra, cuando hay agua, como para poder hacerlo, es tema es como rediscutimos el rol de la tecnología, como rediscutimos el acceso al agua y el acceso a la tierra, cómo rediscutimos los mercados, entonces nos damos cuenta, como decíamos antes con el tema de la soberanía alimentaria, decía que es una cuestión de dimensión claramente política, el hambre es una cuestión política, entonces, no lo vamos a resolver con semillas “milagrosas”, ni lo vamos a resolver con más plaguicidas, sino estoy discutiendo el rol del estado, el rol del mercado, organizándonos, y generando tecnologías que verdaderamente nos permitan producir alimentos.
Claro, la frase que utiliza esta multinacional, estas empresas expendedoras justamente de los transgénicos y de los agrotóxicos es: "vamos a paliar el hambre del mundo". Pero lo único que paliaron fueron sus bolsillos realmente. Se llenaron los bolsillos, y es lo únicos que les interesa.
Exactamente, son empresas que poseen ambición de lucro, el lucro es lo único que les va a interesar. Vos me preguntabas cuándo empezó este proceso, quizá de siempre y ligado muchas veces a fenómenos meteorológicos, las comunidades han padecido hambre, pero nunca como los últimos años, en el cual hay claramente un saqueo a los bienes comunes naturales, sobre todo del agua, la diversidad y los suelos. Y una apropiación también, no solamente saqueo, sino una gran apropiación que tiene que ver con los bienes naturales.
Totalmente de acuerdo. Te agradecemos muchísimo tu tiempo Javier, y que tanto nosotros como nuestra audiencia se hayan expandido en consciencia para saber realmente qué es lo que está sucediendo.
Creo que está en nuestras manos lograr la consecución de la soberanía alimentaria, luchar contra los plaguicidas, imponer la agroecología, no digo imponer así de prepo, sino mostrar claramente que la agroecología es ya no una alternativa, es un paradigma civilizatorio en cual tenemos que relacionarnos de manera diferente entre nosotros, los seres humanos y con los bienes naturales. Así que les agradezco a ustedes, cuando quieran pueden llamar y seguimos avanzando en algún tema específico de esto que charlamos hoy.
Domingo, de 20 a 21hs., Conciencia Planetaria, un programa de la ONG Conciencia Solidaria.
Por AM Libertad en el 1090 del dial y FM Latina por la 94.5 en simultáneo.
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Vocera: Adriana Arach
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