21 de noviembre de 2016
No a la Energía Nuclear
Alerta de Tsunami en Japón
Recibimos hoy la noticia, desde los medios masivos de comunicación, sobre el alerta de tsunami en Japón por un terremoto de 7,3 grados. La noticia informa que tembló el país y que hay peligro que se produzcan como consecuencia olas de tres metros.
El sismo fue en la misma zona donde, en 2011, hubo un desastre nuclear por esta misma causa. Las autoridades japonesas hoy ordenaron a los residentes de la costa, en Kamaishi, evacuar la zona a raíz de este riesgo, frente a la costa de Fukushima. Según el canal público NHK, no se produjo ninguna anomalía en las centrales, que están todas paradas en la región.
La NHK interrumpió inmediatamente su programación para difundir las informaciones de las autoridades. "Llega un tsunami, huyan, avisen a sus vecinos", declaró un periodista del canal.
Rápidamente, recordamos el impacto mundial de la noticia de la catástrofe a causa del terremoto y posterior tsunami, el 11 de marzo de 2011, en Fukushima, Japón.
El hombre ante el riesgo nuclear no tiene escapatoria. Simbólica y espacialmente puede mudar, de forma transitoria o definitiva, de locación, pero la pluma de contaminación radiactiva ya está esparcida, de manera planetaria e irreversible.
Desde Conciencia Solidaria ratificamos nuestra postura contra la energía nuclear. Igual que en 2011, reiteramos: la tragedia no termina. El país oriental se vio azotado por la emergencia nuclear surgida a partir de que uno de los 6 reactores pertenecientes a la planta nuclear Fukushima I Dai-ichi, ubicada en la ciudad de Okuma, que, luego de sufrir fallas en el sistema de refrigeración, estalló.
Las autoridades de la compañía eléctrica TEPCO, que administra también Fukushima II, la cual posee 4 reactores más, explicaron, entonces, que la misma estaba sufriendo también fallas. Razones suficientes para que la OIEA (Organización internacional de Energía Atómica), declarara en horas siguientes el ALERTA TOTAL.
Accidentes como el de Chernobyl en 1986, nivel 7, máximo en la escala INES, el de Chalk River en Canadá, de nivel 5, el de Goiana en Brasil el mismo año, el ocurrido en Three Mile Island en 1979, y sin irnos tan lejos el ocurrido aquí en la Argentina, en Constituyentes, Buenos Aires, en 1984; ¿no son acaso pruebas suficientes para entender que no debemos emplear energía atómica?
Sabidas, y experimentadas, son las graves consecuencias de la contaminación por radiactividad, cánceres de diferentes tipos, deformaciones y tumores, mutaciones genéticas y malformaciones, afecciones respiratorias, etc.
Alteraciones del medio ambiente en agua, aire y tierra, y contaminación sin precedentes, nos deja la elección de este tipo de energía, desde su primera fase de explotación de la materia prima, para extraer el combustible a utilizar en centrales nucleares y plantas de procesamiento, metalíferos radiactivos, por ejemplo Uranio, hasta su efecto residual, en las escombreras y minas sin remediar, en los derivados luego de los procesos de enriquecimiento, en las emisiones que generan las instalaciones caducas, en las explosiones de las armas nucleares empleadas para el negocio de la guerra, e incluso en los accidentes que son imprevisibles, y que no tenemos la capacidad de controlar.
"No podemos olvidar lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki, no podemos olvidar Chernobyl, no queremos repetir lo de Fukushima", declaró la Prof. Luciana Gagliardo, Presidente de Conciencia Solidaria y Coordinadora de la Campaña Nacional "No Nuclear". Y continuó: “Esperamos que, esta vez, no ocurra otra tragedia. Que como humanidad, sepamos tomar estos avisos de la Madre Tierra, que con sus movimientos, cada vez más recurrentes, nos llama la atención ante el cambio climático, y el extractivismo salvaje, para que podamos limpiar nuestras prácticas y decisiones. Que seamos más maduros y conscientes al decidir qué energía queremos para nuestros países, y para qué la queremos. Que podamos poner en el centro la vida y no la economía, tal como siempre manifiesta la Profesora de Historia, Elsa Bruzzone”.
Victoria Veliz
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