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9 de Julio: Desangrando los territorios, a la par de los cuerpos

 

El 9 de julio de 1816, en el Congreso de Tucumán, las Provincias Unidas del Río de la Plata proclamaron su independencia de la monarquía española y renunciaron a cualquier dominación extranjera. Este acontecimiento forma parte de un proceso que se había iniciado antes del 25 de mayo de 1810, cuando se instauró el primer gobierno criollo, formado enteramente por hijos de esta tierra, quienes previamente no tenían permitido gobernar.

Autorizar un Congreso en Tucumán, fue un intento del centralismo de Buenos Aires para aparentar pluralismo en el interior. Pero no disimularon al enviar 6 diputados, de un total de 29 que firmaron el Acta de Independencia. De aquellos 29, 17 eran abogados, 1 teólogo y abogado, y 11 (casi el 40%) clérigos. Hubo otros 7 que participaron del cónclave en distintos momentos, pero no firmaron el Acta.

Por su parte, la Provincia de Córdoba, firmó dos Declaraciones de Independencia, la del 9 de Julio de 1816, y la de la Liga de los Pueblos Libres, el 29 de Junio de 1815, junto a Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y la Banda Oriental, quienes no estuvieron presentes en Tucumán.

Podemos analizar de todos estos hechos, del largo proceso por declarar la Independencia, que los intereses e ideales que movían a estos hombres, estaban fuertemente enfrentados entre sí. Enfrentamientos que solían resolverse en conflictos armados y derramamientos de sangre. El siglo XIX argentino se escribió con la sangre de nuestros ancestros, al calor de los cañones humeantes. Antes y después del 9 de julio, los problemas entre las provincias, la adhesión, o no, a la Constitución Nacional, porque fueron varias las sancionadas antes de 1853, se dirimió en el campo de Batalla. El poder de Buenos Aires enfrentado al de los Caudillos de las Provincias, del “interior”, visto desde el “exterior”, que sería Buenos Aires, y el poder económico que le concedía el control de la aduana, es decir, de la importación y la importación, es un fiel resumen del comienzo de nuestra Historia Nacional.

Una historia nacional escrita con la visión de los vencedores, una Elite enriquecida de la explotación de la tierra robada a los Pueblos Originarios, vendiendo al exterior el producto de la tierra, los granos y el ganado. Desangrando los territorios, a la par de los cuerpos.

Resabios de esas grietas decimonónicas, sobreviven en las desarrolladas durante el siglo XX, y  las del presente siglo XXI, que nos mantienen, aparentemente independientes en lo político, pero dependientes en lo económico, asumiendo periódicamente nuevas deudas impagables con los organismos internacionales de crédito, el FMI, el Banco Mundial, etcétera, explotados por el extractivismo de multinacionales que drenan nuestros bienes comunes, antes llamados recursos naturales, y un pueblo argentino sumido en la pobreza, que sobrevive de crisis económica en crisis económica.

Es responsabilidad de todo el pueblo argentino, que esta situación se transforme, dejar de lado egoísmos y mezquindades personales, en pos del bien común para todos. Sólo entonces, será nuestra Argentina una Nación Independiente y Soberana.

 


Lic. Matías Ruiz

Coordinador Nacional Campaña NO al Fracking

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