¡Todos a la Legislatura a proteger nuestros Bosques!
Hablar de la pérdida del poco bosque que queda en la mediterránea provincia de Córdoba, es hablar de la pérdida de biodiversidad, es hablar de que no hemos entendido nada sobre las últimas inundaciones acaecidas en 2015, es, a esta altura, ignorar peligrosamente, que los mayores sumideros de gases de efecto invernadero como el CO2, reguladores de los ciclos del agua y el equilibrio de los suelos son, estas preciadas reservas de vida verde que hemos sabido aniquilar.
Si bien no es Córdoba la única provincia que vio sucumbir su preciado tesoro de follaje bajo la devastadora garra del avance de la frontera agrícola, los monocultivos como la soja, los emprendimientos inmobiliarios y la especulación financiera, es una realidad que se la puede considerar como uno de los territorios más afectados por una política económica depredatoria y ecocida, que la confinó a sobrevivir con el apenas poco más del 3% de su bosque nativo aún en pie.
No es simplemente el hecho de que una franja de los políticos de turno en connivencia con grupos empresariales saque su tajada, sino más bien la consecuencia de que una porción de la sociedad, todavía no se ha comprometido lo suficiente como para alzar las banderas del reclamo por causas justas, en forma sostenida en el tiempo. Hemos dejado que nos metan la mano por todos lados. No se llega de modo fortuito y de un momento a otro a morar una provincia vaciada, sin antes no haber podido leer al menos señales que dan de alarmarnos.
Decir “Desmonte”, es decir megaminería, es decir emprendimientos inmobiliarios, es de decir soja y monocultivos, es decir ganadería intensiva, es decir avance y corrimiento de la frontera agrícola, es decir violación sistemática a los derechos humanos, es decir que comunidades campesinas y grupos originarios perciben y vivencian en estas actividades su mayor amenaza a la subsistencia, al resguardo de su cosmovisión y su cultura, al cercenamiento de su derecho a autodeterminarse, a vivir dignamente. Una correcta Ley de Bosques, no sólo protege los bosques, sino un entramado de relaciones biodiversas que se sostienen gracias a su existencia y funcionamiento.
El 4 de Agosto de 2010, aún muchos lo recordamos como aquel trago amargo: cuando la actual Ley Provincial de Bosques 9814, impulsada por el controvertido Legislador Marcelo Falo, se hizo una realidad. Como tantas otras normativas, fue una maniobra de lo que políticamente se llama salir “entre gallos y medianoche”, burlando un trabajo exhaustivo y consciente de sectores sociales que trabajaron durante dos años para que su proyecto, con una genuina intención de proteger el ambiente, fuera lo que regulara las diversas actividades antrópicas en zonas naturales que deben ser resguardadas.
Hoy, como ayer, empresarios y grupos como CARTEZ (Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona) imponen su voluntad de seguir avanzando sobre la última porción de bosques que le quedan a Córdoba.
Sobre el cuestionado proyecto de ley, se destacan algunos puntos:
Supresión de la pena de prisión que está contemplada en la ley 9814; Reducir un 33% las multas por incumplimiento de la normativa (Hoy el monto máximo es de 3 millones de pesos); Desconoce la posibilidad de multar los desmontes que ya están producidos. Es decir, todos los expedientes que se hayan tramitado hasta la fecha de la puesta en vigencia de dicha ley, caerán; No es punible la fumigación o desmonte químico; No limita el rolado en categorías roja o amarilla; Sobre la actividad minera: será permitida dentro de áreas de bosques nativos protegidos; No obliga a reforestar a quien haya deforestado; Pero permite la introducción de especies exóticas al monte nativo; Omite hablar de áreas protegidas o reservas intangibles, que fueron creadas por secretaria de ambiente (Resolución 10/2005 y Decreto 170/2011, que por ley deben estar en Categoría I, Rojo-); El Ministerio de Ciencia y Tecnología será la nueva autoridad de aplicación, contando este con la partida presupuestaria que regla la ley nacional de bosques; Será subsidiada la ganadería intensiva.
Se sabe que el nuevo mapa para la conservación de los bosques nativos provinciales es un secreto de Estado, casi idéntico al de las cláusulas secretas del acuerdo con la transnacional Chevron. Nada parece ser trigo limpio por estas tierras del sur americano.
Ha de quedar muy claro, entonces, que el modelo económico del actual gobierno nacional como así también de la provincia, se fundamenta en una política cipaya y entreguista de nuestros bienes comunes. Primando una vez más la óptica empresarial corporativa. La misma que no deja lugar a la custodia del ambiente ni contempla por lejos el respeto por los derechos humanos. Basta para ello observar la ineptitud e impericia con la que se maneja el actual Ministro de Ambiente de la Nación: el Rabino Sergio Bergman. Basta observar que nada ha cambiado un ápice. Y que la condición sine qua non de los sucesivos gobiernos de turno de las últimas décadas, procede en materia socio-ambiental, regida por una política corporativa extractivista que, miope ante la Vida misma, lleva puesto todo aquello que es susceptible de ser usufructuado. Pero, tal como versa una conocida viñeta: “La Vida insiste, mi amigo”.
Prof. Luciana Gagliardo
Presidente de Conciencia Solidaria ONG
+54 911 3265 -5888
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